Por Culinaria Mente
La salsa holandesa es un clásico de la cocina francesa, reconocida por su textura suave y su sabor a mantequilla con un toque ácido que es perfecto para acompañar huevos benedictinos, espárragos o pescados.
¿Cómo preparar salsa holandesa?
Preparar salsa holandesa requiere atención al detalle, ya que se elabora emulsionando yemas de huevo con mantequilla y limón, pero con los pasos adecuados, puedes lograr una salsa sedosa y deliciosa sin problemas.
Información nutricional
Cada ración de salsa holandesa contiene aproximadamente 150 kcal, 1 g de carbohidratos, 15 g de grasas (9 g saturadas), 2 g de proteínas, 0 g de fibra, 0 g de azúcares, 110 mg de colesterol y 60 mg de sodio.
Receta de salsa holandesa original
Preparación: 10 minutos
Cocción: 10 minutos
Raciones: 4 personas
Ingredientes
- 3 yemas de huevo
- 100 g de mantequilla sin sal
- 1 cucharada de jugo de limón
- 1 cucharadita de agua
- Sal
- Pimienta blanca o cayena
Instrucciones
- Derretir la mantequilla a fuego bajo y mantenerla tibia sin que se queme. Batir las yemas de huevo con la cucharadita de agua en un bol resistente al calor. Colocar el bol sobre una olla con agua caliente (baño maría) y batir constantemente hasta que la mezcla espese y tome un tono pálido.
- Incorporar la mantequilla derretida poco a poco, batiendo constantemente para formar una emulsión. Añadir el jugo de limón, sal y pimienta al gusto, mezclando suavemente. Retirar del fuego y servir de inmediato para disfrutar de su textura y sabor.
Historia y origen
A pesar de su nombre, la salsa holandesa tiene raíces en la cocina francesa y su nombre probablemente se refiere al estilo «holandes», en alusión a la mantequilla, que históricamente ha sido un ingrediente destacado en la gastronomía de los Países Bajos.
¿Sabías qué?
La salsa holandesa es uno de los mayores retos de la cocina clásica, ya que su emulsión es delicada y puede cortarse si la temperatura es demasiado alta o si no se mezcla adecuadamente.