Por Culinaria Mente
La salsa blanca, también conocida como bechamel, es una de las salsas madres de la cocina francesa y uno de los acompañantes más versátiles en el mundo culinario, ideal para gratinados, lasañas, pastas y muchas otras preparaciones.
¿Cómo preparar salsa blanca?
Preparar una salsa bechamel es bastante sencillo ya que requiere pocos ingredientes básicos como mantequilla, harina y leche para obtener una mezcla suave y sin grumos en cuestión de minutos.
Información nutricional
Cada ración de salsa blanca contiene aproximadamente 120 kcal, 10 g de carbohidratos, 7 g de grasas, 3 g de proteínas, 20 mg de colesterol, 100 mg de sodio y 2 g de azúcares.
Receta de salsa blanca o bechamel
Preparación: 10 minutos
Cocción: 15 minutos
Raciones: 4 personas
Ingredientes
- 500 ml de leche
- 30 g de mantequilla
- 30 g de harina de trigo
- Sal
- Nuez moscada
- Pimienta blanca
Instrucciones
- En una olla mediana, derrite la mantequilla a fuego medio, asegurándote de que no se queme, añade la harina y mezcla constantemente con una cuchara de madera o un batidor de varillas, formando un roux. Cocina durante 2 a 3 minutos hasta que la mezcla tome un ligero color dorado, pero sin que se dore en exceso.
- Lentamente, añade la leche fría mientras sigues batiendo para evitar la formación de grumos. Cocina a fuego medio-bajo durante unos 10-15 minutos, removiendo constantemente hasta que la salsa espese.
- Una vez que la salsa haya alcanzado la consistencia deseada, sazona con sal, nuez moscada y pimienta al gusto. Si prefieres una salsa más ligera, puedes agregar un poco más de leche.
Historia y origen
La salsa bechamel tiene su origen en la cocina francesa del siglo XVII y su creación se atribuye al cocineto de la corte Luis XIV, Louis de Béchameil, quien a su vez la habría perfeccionado de otra antigua salsa llamada «Salsa Colla».
Su popularización masiva llegó cuando el chef François Pierre de La Varenne la incluyó en su libro «Le Cuisinier François», convirtiéndose en una de las «salsas madres» de la gastronomía francesa, lo que significa que es la base de muchas otras salsas, como la salsa Mornay, la salsa de queso o la salsa Mustard.
¿Sabías qué?
En la cocina italiana, la salsa blanca es fundamental para preparar lasañas y otros platos horneados como los canelones, mientras que en Grecia es un componente esencial en el tradicional moussaka.